
Y ojalá veas mis ojos en cada ojo que te mire y que veas.
Y en sus pupilas reflejado mi cuerpo.
Entonces vas a tener pesadillas, y hasta tal vez no puedas caminar solo por los pasajes oscuros.
Y en la noche una voz resuene desde el baño cercano a tu cama, llamándote, atormentándote.
Y cuando empieces a conciliar el sueño, vas a sentir mis manos multiplicadas por mil y cada una de ellas con cien tentáculos adheridos, manoseandote, hasta hacerte sentir sucio.
Y cada día, al salir el sol, a modo de despertador, aturdiendote, mis gemidos a 140 deciveles, sonando bajo tu almohada, justo abajo de tus orejas.
Sólo por el afán de no dejarte solo, sólo para que no me olvides.
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