Trenzados, de piernas y brazos.
Su pecho pegado a mi espalda.
Mis manos abrazando las suyas.
Su pelo suelto, mi pelo atado, enredados entre tanta cercanía.
Mi calor confundido con el suyo.
Así dormimos, y los sueños se nos mezclan también.
Y lo adoro, cada mañana que me despierta el sol, y él al lado.
Y al adorarlo los ojos me brillan, entre lágrimas y euforias,
de creerlo amor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario